Incluso un hombre puro de corazón que reza sus oraciones, puede transformarse en lobo cuando cae la luna.
El hombre lobo – 1941.
El primer Marvel Special Presentation aterrizó en Disney+ con el estreno de Werewolf by Night, o La Maldición del hombre lobo en España, propiciando que el terror entre en el MCU por la puerta grande de la mano de un mediometraje donde son presentados nuevos personajes y situaciones sacados directamente del rincón más terrorífico de su universo de viñetas.
Dirigida por el compositor Michael Giacchino, que también se encarga de la música y escrita por los guionistas de la casa Heather Quinn y Peter Cameron, esta nueva pieza que se une al catálogo del MCU está interpretada entre otros por Gael García Bernal como Jack Russell, Laura Donnelly dando vida a Elsa Bloodstone, Harriet Samsom Harris en la piel de Verussa Bloodstone y Carey Jones tras la vegetal presencia de Man-Thing (Ted).
Pero primero y ya con este último Halloween atrás en el retrovisor, retrocedamos un poco más para hacer un repaso de los antecedentes comiqueros que propiciaron el nacimiento de ese sector terrorífico dentro del universo Marvel y el alumbramiento del hombre lobo televisivo que hoy nos atañe.
La parcela del terror en el cómic americano en general y en los comics Marvel en particular estaba totalmente desaparecida en sus contenidos desde que la industria en respuesta a la atmosfera de paranoia que el libro Seduction of the Innocent de Frederick Wertham, se autocensurara con la instauración en 1954 del Comics Code Authority, un órgano de facto censor que prohibía o regulaba lo que se podía mostrar o no en los comics para ser lanzados a la venta.
El mercado del cómic había pasado décadas bajo esa estricta regulación que cortaba la libertad de los autores para tratar lo que el estricto código consideraba material inapropiado argumentando que era dañino para los lectores, pero en mayo de 1971 Stan Lee y Gil Kane publicaban el Amazing Spider-Man #96, primer número de un total de tres, de una audaz historia de marcado carácter antidroga donde el famoso arácnido tenía que vérselas con las consecuencias de que su amigo y compañero de cuarto Harry Osborn se enganchara a las pastillas y sufriera una sobredosis. Aquellos tres números fueron publicados sin contar en su portada con el sello de aprobación del Comics Code Authority, ya que esta agencia de regulación prohibía tajantemente entre muchas otras cosas la mención y aparición de drogas en los comics.
Esa historia contra la droga tubo bastante repercusión y un buen recibimiento general, siendo la causante directa de que poco tiempo después el Comics Code fuera revisado y levantara parcialmente algunas restricciones, dando una mayor libertad creativa a los autores para poder tocar temas tabú hasta ese momento tales como las mencionadas drogas, monstruos tales como los vampiros, los espectros y los hombres lobo.
El año siguiente y ya estando vigentes los cambios acontecidos en el Comics Code, Marvel pisó fuerte el acelerador y la editorial pudo aventurarse a lanzar series enfocadas hacia una vertiente terrorífica. En abril Drácula se incorporó al universo Marvel con la aparición del primer número de La Tumba de Drácula, agosto fue el mes en el que vimos el debut de la cabecera del Motorista Fantasma, en octubre dentro de la colección Adventure Into Fear el macabro Man-Thing aparecía por primera vez a todo color y ese mismo 1972 fue también el año de aparición del hombre lobo Jack Russell.
Roy Thomas presentó a la editorial una idea sobre una nueva serie narrada en primera persona por un adolescente que se transformaba en un licántropo y que quería titular Yo, hombre lobo. A Stan Lee le gustó el concepto y aunque decidieron cambiar el nombre de la serie a Werewolf By Night reutilizando un título que Marvel ya había usado para una historia corta aparecida veinte años antes en Marvel Tales, finalmente el primer hombre lobo de esta nueva terrorífica era Marvel vio la luz en el número #2 de Marvel Spotlight de la mano del propio Thomas, Gerry Conway y Mike Plog, donde se nos presentaba a Jack Russell, un joven que al cumplir los dieciocho años es alcanzado por la maldición que atormentaba a su familia desde que un antepasado fuera mordido por una mujer lobo y que le hacía convertirse en hombre lobo las noches de luna llena.
El apartado del Marvel televisivo que está ampliando ese universo compartido conocido como MCU, se está mostrando como una buena plataforma capaz de dar salida a productos aún pegados al género superhéroico, pero que por su condición de productos televisivos pueden arriesgar más en su concepción para absorber otros géneros o subgéneros que amplíen el espectro de este complejo universo de ficción. WandaVision en su primera parte y She-Hulk en su totalidad se han movido por el camino habitual de las Sitcom, Ojo de Halcón se defendía igual de bien en su apartado de serie de aventuras de superhéroes como en el de comedia o especial navideño y Caballero Luna se acercó ligeramente al mundo terrorífico Marvel, aunque rápidamente se moviera hacía otros derroteros más fantásticos.
Finalmente el primer y esperamos no último ejercicio de terror Marvel ha llegado con este Werewolf by night, donde el gran compositor aquí reconvertido en director Michael Giaccino nos ha ofrecido un glamuroso espectáculo fotografiado en poderoso blanco y negro que homenajea sin pudor los tropos y ademanes propios del cine de terror clásico producido por la Universal en los años 30 y 40.
La premisa urdida por Giacchino y sus escritores es bastante original a priori, acercarse al personaje saltándose la rutinaria historia del origen del mismo que vemos cada vez que tenemos una adaptación a la pantalla y directamente encontrarse con él ya en medio de una aventura en marcha. El propio director se enfrentó al proyecto como si este fuera una historia de The Twilight Zone que presentara Una noche en la vida de Jack Russell y Elsa Bloodstone y ver qué sucede.Para esto se rodean de un argumento conciso, sencillo y efectivo, la muerte del gran cazador de monstruos Ulysses Bloodstone, ha propiciado una oscura competición de caza a un monstruo para elegir su sucesor, el que heredará su amuleto, la poderosa Piedra de Sangre. Entre los grandes cazadores de esta siniestra camarilla secreta que se postulan como candidatos, figuran su distanciada hija Elsa Bloodstone y un misterioso pretendiente conocido solamente como Jack que esconde un terrible secreto.
A pesar de estar rodada inicialmente en color, Giacchino insistió e instó a Kevin Feige en poder hacer un montaje diferente en paralelo para así poder estrenar este especial en blanco y negro, algo arriesgado para los tiempos críticos que corren, ya que la idea del director desde su concepción fue rodar un ejercicio no solo como una historia de horror clásica, sí no también como vehículo que hiciera posible el homenajear a títulos clave de la historia del género de terror de la universal como El doctor Frankenstein y su aún mejor secuela La novia de Frankenstein, El hombre invisible todas ellas de James Whale, La mujer y el monstruo de Jack Arnold o la inevitable El hombre lobo de George Waggner, ofreciéndole además a esta última una escena a la altura de ese esplendor clásico, cuando vemos la transformación de Jack en el bestial hombre lobo que esconde en su interior a base de sombras fugaces proyectadas en las paredes, sonidos de rasgaduras de ropa y músculos y horribles rugidos que se escuchan mientras la cámara gira hacia el aterrorizado rostro de Elsa Bloodstone por lo que está contemplando.
Las escenas de acción y terror de este especial están bastante conseguidas teniendo en cuenta la supuesta inexperiencia del novicio director y de haber sido rodada en tan solo 12 días. Giacchino se atreve con secuencias de marcada violencia, en ellas hay amputaciones y desmembramientos, además de presencia de sangre y gore suficientes, atenuados por el blanco y negro en el que están mostrados, pero en definitiva esto se acerca al terror, bien es sabido que es un terror tamizado para una audiencia Disney+, pero en ella hay alguno de los momentos más duros de los mostrados hasta ahora en el MCU.
Gael García Bernal se muestra como una fichaje bastante interesante y acertado para interpretar a Jack Russell, ya que aporta una intensidad sutil, un humor y un desconcierto discreto, logrando además que su personaje consciente de su propio potencial violento y terrible tenga un logrado autocontrol para esforzarse en evitar a la bestia que lleva en su interior, pero que cuando esta sale a la superficie consigue que la rabia, la sangre y la violencia impregnen todo a su paso sin perder nunca al personaje.
Tanto Laura Donelly como Harriet Sansom Harris cumplen perfectamente sus roles asignados, una Elsa Bloodstone interpretada por la primera, que se muestra fuerte y empoderada, capaz de luchar contra cualquier enemigo que se precie, pero a la vez con cierta vulnerabilidad o bondad en su carácter que dulcifica el personaje. Y la Verussa Bloodstone que nos ofrece la segunda, ejerciendo como antagonista de la función y madrastra malvada en una interpretación irónica y carente de matices porque el personaje no los requiere, logra estar también a la altura.
Hemos dejado casi para el final la gloriosa aparición del co-protagonista de la función, el monstruoso Man–Thing (Hombre cosa), ser de apariencia vegetal Marvel que comparte año de creación con el otro ser de apariencia vegetal y más famoso Swamp Thing (Cosa del pantano) de la distinguida competencia, que aquí luce de la mejor manera posible robando las escenas en las que aparece, mostrándose brutal y salvaje cuando procede e ingenuo y bondadoso cuando es necesario. Recreado para la función con efectos prácticos, animatrónica y ligeros retoques CGI para dar cohesión a la criatura, se convierte en una baza importante de la película formando un solido dúo monstruoso con el hombre lobo.
Además como ya dijimos más arriba, Michael Giacchino también ejerce aquí la labor de compositor de la partitura original del especial, logrando con ello un maridaje perfecto entre imagen y música, con una pieza también de fuerte y buscada inspiración clásica ya desde el logo Marvel inicial, con profusión de presencia de violines, coros, tubas y flautas agitadas y vibrantes que a veces nos llegan de forma diegética a través de un gramófono crepitante situado en el escenario y consigue con todo ello que lo que estamos viendo luzca mucho mejor, e incluso se permite en algunos compases un rasgueo de guitarra de clara procedencia latina, quizá inspirado por la nacionalidad del protagonista de la función.
En definitiva, esta primera presentación especial de Marvel nos deja con un gran sabor de boca, dándonos una apuesta de corte arriesgado en su concepción primordial que se ha mostrado acertada totalmente en estilo y forma, y aunque si bien es cierto que podían haber arriesgado algo más y haberla hecho quizá un poco más terrorífica, también es cierto que la propuesta esta vez les ha caído del lado correcto de la balanza, además consiguiendo con ella separar al MCU de las grandilocuentes historias de trajes ajustados y capas marca de la casa, abriendo la puerta al género de terror y quizá posibilitando que por esa apertura se cuelen más personajes terroríficos en un futuro.