Panini nos debía esta obra desde hace tiempo, pero ya da igual, ya la tenemos aquí, la espera ha merecido la pena. Da gusto y es un privilegio encontrarse de tanto en tanto con trabajos tan especiales como este, hechos a fuego lento, con mimo, con cariño y con mucho, mucho talento. Pero qué vamos a contar a estas alturas del dúo que forman Ed Brubaker y Sean Phillips… un seguro de vida. Invictos. Sin mácula.
Hollywood. Finales de los años 40. La industria del cine es magia, ilusión y espectáculo. Las más grandes estrellas son tratadas como auténticos divos, dioses que quedan muy lejos del ciudadano de a pie normal y corriente. Pero nada es tan bonito. La industria de los sueños esconde monstruos en el armario. Ídolos de barro cuya fina capa dorada se te queda impregnada en las manos si los tocas. Auténticos peleles manejados al antojo de productores corruptos y criminales, los cuales podían hundir o lanzar la carrera de un artista con sólo levantar un teléfono, y que con tal de sacar beneficio no se paraban ante nada.
De este contexto tan cerrado y tan especial se vale Ed Brubaker para hacer lo que mejor sabe, darnos una exquisita historia de género noir. Un relato protagonizado (como suele ocurrir en el género) por el eterno perdedor. Esa persona que siempre ha formado parte de la cadena, en este caso un guionista de cine, y que tras hallar el cadáver de una joven estrella, saldrá de su zona de confort decidido a desenmascarar al culpable.
Los referentes son claros, leer a Brubaker es como saborear una buena novela de Raymond Chandler. Tiene los matices, la atmósfera y la garra que el famoso novelista sabía imprimir a sus relatos. Si nos vamos al cine los ejemplos se hacen aún más evidentes. Imposible no pensar en los personajes del director Fritz Lang (que aparece aquí aunque con el nombre cambiado) o en esa primera etapa del genio Billy Wilder, la de antes de que enmascarara su cinismo y su amargura con risas, y que podría abarcar los trabajos que van desde Perdición hasta El Gran Carnaval. Por supuesto estaría feo no mencionar esa gran obra maestra del cine moderno, L.A. Confidential (a su vez basada en la novela de James Ellroy, otro grande del género) y que trataba también con realismo y sin miramientos ese lado oscuro del Hollywood de los 50.
Pero no todo va a ser historias de detectives y crímenes por resolver. También tenemos el reflejo de esa sociedad tan conservadora de la época en forma de la famosa lista negra de Hollywood. Esa desquiciada búsqueda del comunista que se convirtió en una auténtica caza de brujas, y que en la industria del cine causó estragos.
Directores delatando a compañeros, actores que hacían lo propio, y guionistas que veían imposible ganarse la vida con sus guiones por pertenecer presumiblemente al Partido Comunista. Este último caso queda reflejado a la perfección en The Fade Out con uno de sus protagonistas, un guionista que al no poder escribir con su nombre se vale del de otros para poder trabajar. Reflejo de por ejemplo Dalton Trumbo, uno de los nombres más notables que estuvieron en esa lista.
Es un trabajo redondo en lo que al texto se refiere. No sobra ni falta nada. Si a Brubaker se lo considera el gran maestro del género negro en el cómic es por algo. Sus narraciones son directas y concisas, parece que estemos viendo al detective de la película de turno relatarnos como ha sido su día, y los diálogos crudos, directos y certeros. Todo huele a whiskey y a humo de cigarrillos.
Una obra que no puede faltar en la biblioteca de todo aficionado al policíaco y a Brubaker, y que en el no iniciado va a producir sorpresa y fascinación. The Fade Out es sin ninguna duda uno de los más grandes cómics que se van a publicar a lo largo de este 2018.
Y no estaría completo el trabajo, no sería un producto con un acabado tan bueno sin la inestimable ayuda del equipo artístico habitual de Brubaker. Sean Phillips también está en su medio, se siente como pez en el agua. La calidad de su dibujo es enorme. Tanto en ambientación, como en narración gráfica, y también en detalle y realismo. Es impresionante ver lo bien que dibuja a personas reales dentro del cómic, como Clark Gable o Humphrey Bogart. Cuando un equipo creativo lleva tantos años juntos, con tantos grandes trabajos a sus espaldas, es por algo. Hay magia entre ellos.
Pero aún hay más. Falta otro elemento clave: Elizabeth Breiweiser y su color. Su trabajo tiene una potencia visual increíble. Esos tonos tan fríos que ella hace como nadie, esos azules, traspasan el papel y te hielan la sangre. También dan una ambientación de diez y embellecen (y engrandecen) el trabajo de Phillips a los lápices.
- GUIÓN - 9.50/109.5/10
- DIBUJO - 9/109/10
- GENERAL - 9.50/109.5/10
Resumen
Una obra con un poso y una fuerza inusitados. Este equipo creativo es uno de los grandes de la industria por algo, y esta es una de sus mejores criaturas. El lado oscuro de Hollywood con ese toque noir y esa ambientación que sólo el equipo Brubaker-Phillips-Breitweiser puede ofrecer.
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