A estas alturas ya casi nadie recuerda a Gorilla Comics, un subsello editorial del año 2000 en este caso ubicado en Image, que vivió el mismo destino de otros tantos que han ido desapareciendo o siendo absorbidos por entidades mayores. Pero si por una obra merece la pena recordar esta marca es por haber publicado la recta final de Tellos, la fantástica serie de diez entregas de Todd Dezago y Mike Wieringo. Es meritorio hacerlo, habiendo otros pesos pesados en Gorilla como el Empire de Mark Waid y Barry Kitson o las colaboraciones entre Kurt Busiek y Stuart Immonen. Pero Tellos lo merece, y no sólo porque es un homenaje perpetuo y eterno a Wieringo, un gran dibujante estadounidense y aún mejor persona, que tristemente nos dejó en 2007, sino por tratarse de uno de los cómics americanos de fantasía más recomendables que nos puedan venir a la mente.
Dezago y Ringo trabaron amistad en Marvel, concretamente tejiendo las redes del trepamuros más famoso de La Casa de las Ideas, y de esa afinidad acabó brotando (no sin ciertos vaivenes hasta lograr llevarla a las estanterías) un nuevo título que aunaba los gustos de ambos por obras de naturaleza fantástica como El Señor de los Anillos, Dragones y Mazmorras o El Mago de Oz. De ahí que los piratas, los genios o los animales antropomórficos sean moneda común en esta obra que se publicó originalmente entre 1999 y 2000. La trama nos lleva junto a un joven aventurero llamado Jarek y la senda que se abre ante sí cuando le encomiendan ni más ni menos que salvar el destino de Tellos, el particular y fragmentado mundo de magia amenazado por las fuerzas oscuras del hechicero Malesur. Hasta ahí nada nuevo, con el típico elegido y una troupe de pintorescos acompañantes que le ayudarán a conquistar su destino, en la línea de la tan conocida alianza de Frodo y compañía. Pero está muy bien hecho porque genera interés por seguir leyendo, y los personajes a su vez resultan lo suficientemente carismáticos, partiendo de unos diseños de lo más vistosos. Entre esos aliados se encuentran el tigre guerrero Koj de forma humanoide, la exuberante pirata Serra, el ladronzuelo zorro Rikk y el elfo Hawke. Espada en mano, el grupo se las verá con molestas ranas ninja, se cruzarán con una inmensa bandada de dragones y hasta con un poderoso genio como el de la famosa lámpara.
Cada personaje tiene elementos de su pasado que como es de suponer condicionan sus pasos en la historia que se nos cuenta. Unos hechos que junto a un final abierto ya nos daban pistas de las intenciones de los autores de seguir expandiendo esta creación propia de la que tan orgullosos y satisfechos se sentían. Desgraciadamente, la temprana muerte de Ringo a los 44 años nos ha privado de una continuación y de tantas y tantas páginas que le quedaban por hacer a un querido artista que dejó su impronta en Flash, Robin, Pícara, Spider-Man o Los 4 Fantásticos. Su estilo cartoon muy parecido al del mexicano Humberto Ramos, es rotundamente perfecto para transmitirnos la sensación de asombro y aventura que pretende Tellos, de modo que es su potente apartado gráfico lo que hace único a un cómic que verdaderamente bebe de tantas fuentes conocidas. Y ese tránsito por veredas familiares es lo que ayuda a hacer tan accesible Tellos, porque tan apto es para enganchar a jóvenes lectores como para hacer pasar un buen rato a aficionados más veteranos, que serán quienes captarán con más facilidad las diversas referencias. El único requisito real de entrada es que te gusten los relatos de fantasía y te llame la atención adentrarte en un mundo que sin ser nuevo se basa en los mejores.
Al color nos encontramos con Paul Mounts, un reputado colorista que ya por aquél entonces iluminaba los lápices de Wieringo con tanta habilidad como hace hoy en día con los de Joe Bennet en Inmortal Hulk. Resalta en ambos casos su puntería con esa fosforescencia de los tonos verdes tanto del genio que liberan en Tellos como de la radiación que desprende el coloso esmeralda.
La más reciente edición de Dolmen, que ya editó esta obra en un par de volúmenes hace dos décadas, corresponde a la del 25 Aniversario publicada en 2019, en un precioso tomo de dimensiones un poco superiores a las de un comic-book estándar. El tomo está a la altura de las circunstancias no solo por el buen aspecto que ofrece su elegante encuadernado en negro y su portada que simula el efecto de unas escamas, sino porque trae los bocetos, portadas alternativas, artículos e historias cortas extra que esperamos de este tipo de edición conmemorativa.
Desde luego, el mejor homenaje que podemos dedicarle a Ringo es esbozar una sonrisa al leer con disfrute su obra más mágica y personal.