Estamos acostumbrados a ver y leer los cómics como un producto perfectamente terminado, y sobre todo según el modelo de producción americano, con un trabajo de dibujo a lápiz, seguido por un proceso de entintado que se ocupe de dar cuerpo al lápiz para facilitar su interpretación e impresión, y finalmente con un coloreado que llene de vida las viñetas. Por supuesto que hay más pasos como la rotulación o la dialogación, pero en términos de dibujo puro y duro, los tres pasos citados serían los más destacados. Pero previamente a esa ejecución formal, el artista debe planificar lo que quiere contar y cómo hacerlo, buscando las soluciones narrativas que mejor le vengan a la historia. Y es algo que aplica tanto si el autor firma guión y dibujo al completo, como si trabaja a partir del guión elaborado por otro y que debe traducir para darle forma con el lenguaje del cómic. Ese proceso previo de elaboración de bocetos, más o menos detallados, que en muchas ocasiones llega a ser una auténtica reproducción en bruto y en miniatura de la página final, es lo que conocemos como storyboarding.
El storyboard es una representación detallada del desarrollo de las escenas que compondrán el cómic final, pero no es una técnica que se quede únicamente en el mundo del tebeo, porque es una fase esencial en toda producción cinematográfica que se precie, siendo el enlace por antonomasia entre dos artes narrativas con un evidente protagonismo visual.
Para poder sumergirnos en la creación de los bocetos que sirven de base conceptual a las películas de nuestro cineasta más internacional, desde Dolmen nos traen Storyboarding Almodóvar, un libro que recorre los storyboards de Pablo Buratti para filmes tan conocidos del director manchego como La Piel que Habito, Los Abrazos Rotos, Julieta, Dolor y Gloria e incluso el cortometraje La Voz Humana. Mediante la contraposición de los bocetos a lápiz de Buratti con los fotogramas de las películas a las que pertenecen, somos testigos de la imprescindible herramienta que suponen estos dibujos como brújula tanto para director como para cuerpo técnico a la hora de construir la película. El artista argentino es uno de los más solicitados en el medio, porque no sólo ha trabajado con un creativo tan inmenso como Pedro Almodóvar, sino que también ha colaborado con Álex de la Iglesia en productos de renombre como la televisiva 30 Monedas o con Juan Antonio Bayona en la cataclísmica Lo Imposible. Y para aumentar el alcance del libro, los textos se ofrecen tanto en inglés como en español.
Echando un vistazo a las páginas de la propuesta de Dolmen entendemos perfectamente por qué es un artista tan demandado, pues observamos en su trazo una gran sagacidad a la hora de interpretar las ideas de los directores. El libro desgrana las soluciones que propone a ideas esbozadas por otros y que él termina de rematar, también nos muestra secuencias descartadas que finalmente no llegaron al metraje visto por el público, y si además ya hay un casting cerrado, muchas de estos pasajes del storyboard representan a actores y actrices tan reconocibles como Penélope Cruz, Rossy de Palma o Antonio Banderas, entre muchos otros intérpretes habituales de la filmografía del oscarizado Almodóvar. Se podría decir que el libro aborda dos vías, por un lado una dirigida a los seguidores de la carrera de Almodóvar, a los que deleita con un montón de información sobre todos los engranajes que se ponen en movimiento para materializar una de las obras de la productora El Deseo. Por otro, sirve como un ejercicio formativo muy valioso para quienes quieran dedicarse profesionalmente a un trabajo similar, obteniendo de las explicaciones de Buratti razonamientos y trucos de lo más educativos. Y desde un punto de vista quizá más poético, Storyboarding Almodóvar es un recordatorio del poder del cómic como cimentación sobre la que sustentar todo un arte supuestamente superior como es el cine, pero que sin embargo lo tendría realmente crudo sin la ayuda de las viñetas.