De la nueva editorial TKO Studios, nos llega a España editado por Panini Sentient, una obra de la que llevamos tiempo hablando y que todo el mundo tiene los ojos puestos en ella, sobre todo por su equipo creativo, con guión del canadiense Jeff Lemire (Sweet Tooth, Essex County, The Question…) y el artista español Gabriel Hernandez Walta (La visión, El bosque de los suicidas).
Y es que si algo es característico de Jeff Lemire es precisamente la temática rural que comparten gran parte de sus obras y en este caso vamos a alejarnos años luz de Canadá; y del paisaje rural, veremos cómo se desenvuelve Lemire fuera de su zona de confort y en una obra más autocontenida.
Sentient nos plantea un futuro distópico donde el planeta está quedando inhabitable, y por ellos los humanos deciden moverse y formar colonias en otros mundos. Nos situamos pues en la S.S. Montgomery, una nave cuya misión es llevar a familias completas a una de estas colonias, pero durante la misión todos los adultos mueren y es la inteligencia artificial quien se queda a cargo de los niños de la nave.
A pesar de lo que pueda parecer a primera vista, Sentient es una obra sencilla pero ambiciosa, cuyo principal fuerte en cuanto al guion es la forma y los recursos que utiliza para contarnos la historia.
Y es desde la primera página donde Lemire utiliza el recurso de un narrador que juega con el lector, contando que la historia va sobre una madre, pero no especifica de qué madre se trata, además este narrador va a ir poniéndonos en situación de acontecimientos que están por venir, generando así una tensión y suspense dentro del lector ante la incertidumbre de qué es lo que va a pasar con estos personajes, si sobrevivirán o no, o a qué peligros se tendrán que enfrentar.
Y si hablamos de una madre, tenemos que hablar del personaje de Val, la inteligencia artificial de la nave, quien es el gran eje central de esta historia y sobre quien recae la tarea de conseguir que estos niños consigan sobrevivir.
El tratamiento de Val dista mucho de lo que estamos acostumbrados a ver y a considerar como “Inteligencia Artificial”, y es que Lemire la consigue humanizar tanto que como lector llegas a olvidarte de que no es una persona real que habla a través de una pantalla, por la forma en la que se expresa, por la forma en la que trata a los niños, como los cuida y los protege, Val se convierte en mucho más que una inteligencia artificial dentro de esta historia, se convierte en la madre y la protectora de los niños, y hará todo lo que esté en su mano para protegerlos.
No es la primera vez que Gabriel Walta tiene que dibujar una familia compuesta por alguna inteligencia artificial, y precisamente fue en La visión donde demostró sus grandes dotes como narrador visual.
Parece que Walta forma una simbiosis con los guionistas con los que trabaja, y es que sabe entremezclar muy bien su propia narrativa como artista con los guiones de Lemire.
Es a través del dibujo y de la composición dónde Walta nos va marcando el ritmo de la historia, sabe cuando la lectura tiene que avanzar de forma apresurada, y sabe mucho mejor cuando la lectura tiene que ralentizarse de forma que el lector se llegue a meter dentro de la historia y se le generen todas esas sensaciones e incomodidades que tiene el género de suspense ante la incertidumbre de no saber qué va a pasar a continuación y esperar lo peor.
Por otro lado en cuanto al acabado de la obra, Walta sigue en su línea, no decepciona a nadie con su trabajo, sigue siendo uno de los atractivos de una obra que lleve su firma.
Por seguir el mismo ejemplo de La visión, donde conseguía que robots transmitieran emociones y rasgos humanos, en este caso, vemos cómo las emociones y sentimientos de los niños que participan en esta historia salen a relucir en cada viñeta que les vemos.
Todo el trabajo además lo complementa con una paleta de tonalidades verdes y amarillentas, que forman un ambiente más “cálido y familiar” dentro de la nave, donde los niños se pueden sentir seguros y acogidos, y sin embargo en situaciones donde se abandona la nave, utiliza azules y tonos mucho más fríos y apagados contrastando con lo anterior.
Sentient es una buena obra de ciencia ficción y suspense, muy redonda en lo que te quiere contar, y muy conseguida de la forma en la que te lo cuenta, es una historia que engancha de principio a fin y con un gran trabajo visual.