Thriller dentro de la categoría seinen. Norma Editorial publica la primera entrega de tres de esta obra que fue degustada en Japón del 2013 a 2014 y con adaptación cinematográfica en desarrollo, previsto su estreno para este 2016.
Es la estación de lluvias en Japón, el detective de la primera división de la Policía Metropolitana Hishashi Sawamura pasa a intervenir en dos brutales asesinatos cometidos en apenas veinticuatro horas sin aparente relación alguna.
Hishashi no está pasando por un buen momento, abandonado por su mujer e hijo debido a la carencia de atención tanto de cónyuge como padre, pasa las noches en vela sin poder borrar la imagen de la despedida pero eso no le hace perder ni una sola de sus facultades como excelente investigador.
La situación comienza a variar en el momento que detectan una nota en ambos escenarios del crimen, a modo de sentencia en ambas figura escrita una frase relacionada con la ejecución de la víctima. Esto y la presencia detectada de una persona en chubasquero merodeando por los lugares donde fueron encontrados los cadáveres es lo único que manejan de partida.El manejar una lista de futuribles víctimas no mejora el panorama, los cadáveres siguen apareciendo, la ansiedad y desesperación van en aumento.
Ante la premura de evitar mas posibles casos y la revelación de cierta información que afecta de pleno al protagonista, da comienzo a la carrera por dar caza a este asesino que empieza a presentar los indicios de ser un serial killer en plena potencia.
No es nada nuevo si comento que por un lado como lector, seremos testigos de primera mano de como va desarrollando sus actividades este peculiar ejecutor y su máscara de batracio, mientras que por el otro vamos sacando la información en pequeñas dosis a través de los descubrimientos de Hishashi; dándose a lugar también la típica situación de jefe acomodado que sin mas misión que calentar su asiento no hace si no entorpecer con sus incorrectas suposiciones desde una mentalidad bastante cerrada basada en el estar acertado por el mero hecho de peinar canas. Pero es ahí donde el autor demuestra su buen hacer el autor, alternando ambas tramas con soltura y empastando la secuencia de actos.
Una obra que no te da respiro alguno. Una vez da comienzo, el autor propone una dinámica de lectura totalmente adictiva: revelaciones, persecuciones, rápidos giros y dosis justas de violencia.
Totalmente manejado, entrelazado de una manera perfecta dando sentido y credibilidad al argumento expuesto. Creando una necesidad constante de continuar pasando páginas ya sea por ver como lleva a cabo la ejecución de la siguiente víctima o como nos van desvelando intereses y motivos. Todo ello acompañado de una narración visual llevada a cabo por el propio autor limpia, realista, rica en detalles.
Llevando a cabo en momentos puntuales grandes planos totalmente cinematográficos, consiguiendo un atractivo extra a la calidad del guión. Es evidente que tenemos entre manos un producto serio, bien elaborado y que salvando algunas distancias, se trata de un trabajo que guarda ciertas similitudes con la obra de la gran pantalla ‘Seven’. Intriga, violencia, cierta critica social y ganas de más, es lo que nos vamos a encontrar en este primer volumen de una obra muy entretenida.
Ojo, a partir de este momento si no se ha leído la primera parte es mejor parar, el texto que precede puede contener algún spoiler.
Después de un ritmo frenético al que el lector es expuesto durante la primera entrega, el autor baja un poco el ritmo en el segundo volumen, sin perder en momento alguno el buen nivel mostrado con anterioridad. Nos encontramos con esta parte a modo de nudo dejando el desenlace para la tercera entrega, para tomar un respiro y dejar bien asentada la trama que nos atañe.
Tras continuar exactamente donde nos deja el pedazo de cliffhanger al final del primer libro, la historia pasa a centrarse en la lucha personal del protagonista contra el asesino. Al tener este a su esposa e hijo secuestrados y a sus superiores apartándole del caso es momento de tomar la iniciativa. Dando esquinazo a la brigada de la cual es miembro nos muestran las dotes, habilidades de Sawamura para sin perder el control en momento alguno y haciendo un ejercicio de sangre fría total, a partir de un detalle aparentemente sin relevancia, poder retomar la pista y paradero del psicokiller. No solo es un padre desatado por recuperar a su familia, también hay que añadir su rol de infatigable detective, por lo que el ansia de ser testigo de ese encuentro a muerte va creciendo por momentos, situación con la que juega perfectamente el autor.
Si con anterioridad comentaba la similitud de esta obra(de aspecto muy, pero que muy fílmica) con ‘Seven’, nos llevamos una grata sorpresa en esta segunda parte para ver que un segmento de ella recordará a la primera entrega de ‘Saw’. Encerramiento, desconcierto, prueba a resolver… ahí lo dejo.
Habrá tiempo como no para ahondar un poco más en el pasado de Sawamura, comprobar que ciertos vicios son hereditarios pero que está en uno mismo el poder reconducirlos.
Alguna mente mal pensante podría llegar a la conclusión de poca originalidad a la hora de utilizar estos recursos en la narración. Soy de la opinión que es una mezcla entre homenaje y el utilizar la esencia de dos grandes obras. Pero la creatividad y potencia del autor queda patente con el breve relato de 40 páginas que viene a modo de extra al final del segundo tomo. Obra galardonada con el premio Tetsuya Chiba para nuevos autores, con grandes palabras del propio Tetsuya hacia el autor completo Ryosuke.
Un buen interludio que nos sirve para tomar un respiro. Asimilar, continuar absorbiendo información para el desenlace que se aproxima que pinta acabar como «el Rosario de la Aurora».
Título: Museum, The serial killer is laughing in the rain. Vol. #1 y #2.
Guión/Dibujo: Ryousuke Tomoe.
Editorial: Norma Editorial.
Formato: Tankoubon
Páginas: 232 páginas. Blanco y negro
Precio: 9,50 €
Fecha de publicación: Abril de 2016. Junio de 2016.