RESEÑA Homónimos, de Antonio Navarro

El nombre que obtenemos al nacer posee una importancia más allá de la del propio uso nominativo. El nombre de cada uno nos define. Es nuestro y de nadie más, muestra que fue, es y será. Sobre el carácter onomástico reflexiona Antonio Navarro en su nuevo trabajo. Una obra tan personal como especial, tan virtuosa como excelsa.

Todos y cada uno de nosotros hemos hecho alguna vez (e incluso de manera involuntaria) esa cosa tan nimia y trivial que es buscar nuestro propio nombre en Google. Esta es la base, el germen, sobre el que Antonio Navarro cimienta esta recopilación de historias protagonizadas por otros «Antonios Navarros» en las que reflexiona y disecciona cada vez una parte distante de su ser. Tenemos a un escultor atormentado, a un tetrapléjico salaz y lleno de vida, a un revolucionario cubano, o a un niño enamorado de las aventuras de Tintín. Todos ellos, comparten el nombre de Antonio Navarro. Todos ellos, como buen arte, como buena ficción, logran asemejarse a la vida, y viceversa.

La narración es sencilla, pero exige un esfuerzo por parte del lector. Cada historia es un ejercicio diferente y realmente consigue realizar una obra que parezca hecha por varios autores. Algo similar a lo que hemos podido ver en trabajos como la multipremiada Charlie Chan Hock Chie, guardando las distancias, ya que la intencionalidad es bien distinta.

Para hilar todas estas vidas, tendremos a unos extraños archiveros que se encuentran revisando estas historias. Un elemento onírico, oscuro y fascinante que bién podría tener su propia novela gráfica.

Antonio nos habla de la identidad de uno mismo y de nuestra propia historia a través de las vidas de los demás. Entre todas ellas, encontramos algo del autor que también le define. A través de la vida de otros, habla de la suya propia. Es un ejemplo gráfico de las cosas que compartimos los otros seres humanos y de cómo el nombre propio, al igual que la vida de cada uno, tiene aspectos en común con las nuestras.

A través de estas historias cortas veremos al abuelo de Antonio e incluso al propio autor y su fascinación por el mundo del cómic. También alguna de estas vidas, guardan algún punto en común en el que se llegan a cruzar, se juega con todo.

Se denota el cariño que se tiene al medio. En toda la obra experimentamos un viaje por muchas de las grandes figuras de la viñeta con multitud de referencias. En Homónimos veremos a Hergé, Chabouté o Dave McKean, entre otras referencias ajenas al medio que aportan más peso a la obra.

Estamos ante un trabajo realmente grande. Una rara avis que exige que el lector se implique al máximo y dé todo lo mejor de sí mismo, pero la recompensa es equitativa. Se publican muchos cómics buenos al año, algunos incluso brillantes, pero muy pocos con el poder de fascinación, de persuasión y el calado de Homónimos.

Las últimas obras de Antonio, publicadas por Ediciones de Ponent, ‘Por soleá’ y ‘El Tiempo arrebatado’ ya marcan un carácter intimista y que hablan de la propia experiencia de su autor. Su experiencia en la animación también se hace notar e impregna a su obra un valor añadido.

Pero si de algo hace gala en esta obra, es de un virtuosismo genial e inaudito. El autor utiliza en cada capítulo técnicas narrativas completamente distintas, unas más asequibles, otras más vanguardistas. Todas ellas, con su propia voz e identidad. Pero por si fuera poco, también juega con diferentes estilos pictóricos que van desde la línea clara, pasando por el expresionismo, el stop-motion, o incluso el grabado medieval. Todos ellos están ejecutados con un talento y una calidad sin igual. Es algo impresionante, nunca visto, deja al lector completamente boquiabierto. Antonio Navarro es un autor muy poco prolífico, pero es de agradecer que se tome su tiempo entre proyecto y proyecto si es para sacar cosas tan cuidadas y exquisitas como esta.

Homónimos nos hace pensar y soñar a través de el viaje que Antonio nos ha trazado y no dudéis, que os dejará marcados.

Alfredo Matarranz y Sergio Hache