Acercarse a la lectura de Elric de Melniboné, en cualquiera de sus vertientes, puede causar en el lector una enorme sensación de sorpresa si parte del desconocimiento del personaje y de su mitología. Este ser de aspecto albino y amenazador, es el emperador de un siniestro país apartado del resto del mundo, que se erige en La Isla del Dragón como un faro de ébano que proyecta una luz oscura sobre el resto de regiones.
Apoyándose en tenebrosas artes mágicas, el imperio de Melniboné se impuso al resto hace siglos, sin otro reino capaz de darle contestación a la crueldad y dureza ejercida por los melnibonenes, para quienes los humanos no son más que esclavos a los que torturas y devorar a su antojo. Pero cuando le llega el turno de gobernar a Elric, aborda su mandato con desgana y resignación, y con el deseo interno de que las cosas cambien y su imperio se transforme en otra cosa, en ruinas si hace falta. Las traiciones que sufre a cuenta de la debilidad con la que gobierna, precipitará un cambio de orden que le expulse de sus propios dominios, dando lugar a una serie de acontecimientos que le forzarán a elevar sus dotes como hechicero y como guerrero, para reconquistar el trono que le ha sido arrebatado.
Sorprende Elric al lector que no le conozca porque en realidad resulta de lo más familiar, habiendo influenciado el personaje creado por Michael Moorcock a otros tantos como Geralt de Rivia tan asentados en el imaginario popular. A su vez, Elric toma elementos de los elfos oscuros y de los vampiros clásicos, con el añadido de ser un antihéroe marcado por su debilidad y por la necesidad de recurrir a oscuros pactos con demonios para lograr una victoria que se le escapa a sus capacidades naturales. Ahí radica el principal interés de la serie de relatos cortos y novelas fantásticas de Moorcock, el contemplar la trayectoria de un ser invadido por la vulnerabilidad, moviéndose en todo momento en una fina línea entre el triunfo y el fracaso, entre la vida y la muerte.
El integral que nos trae Yermo recoge los cuatro álbumes independientes que han adaptado el llamado Primer Ciclo de los libros, el que empieza con el relato El Trono de Rubí, y cuenta con el aliciente de ser considerada por Moorcock como la mejor adaptación a cómic de su saga, algo que no es baladí si recordamos que otros autores tan destacados como Roy Thomas, P. Craig Russell o Barry Windsor-Smith ya habían realizado incursiones anteriores en la conversión a viñetas de esta injustamente infravalorada. También lo refrendan nada más y nada menos que Alan Moore y Neil Gaiman en las introducciones que han redactado para el cómic, y reivindican la importancia de un autor que ha tenido una gran influencia en ellos mismos.
La concepción de los 4 álbumes como un ciclo completo es perfecta, porque realmente es así, nos cuentan todo el proceso de Elric desde que es traicionado y expulsado de su imperio hasta que encuentra los medios de contraatacar y de regresar para ejecutar su venganza, y de paso recuperar al motor de todas sus motivaciones, a su amada Cymoril. Es una adaptación tan acertada en primer lugar por el guion de Julien Blondiel, que sabe donde resumir y donde cambiar elementos del original, todo con el beneplácito de Moorcock y con un buen ojo para que lo que funciona en las novelas funcione también en cómic. Le acompañan varios dibujantes que tratan de mantener una uniformidad gracias a un entintado que unifica estilos y que convierte el trabajo grupal de Didier Poli, Robin Recht , Jean Bastide, Julien Telo y Jean-Luc Cano en una labor de equipo muy bien planteada. Consiguen recrear los impresionantes paisajes de este mundo de fantasía oscura, pero también la imponencia de sus moradores y de los peligrosos dioses que se aproximan desde un plano superior. Es imprescindible que el apartado gráfico esté a la altura y transmita el horror y la maldad que impregna la historia, y lo consiguen con creces, aprovechándose de la libertad del cómic europeo para mostrar una versión tan cruda como cercana al planteamiento original de los libros.
La década que han tardado los cuatro álbumes en publicarse por separado queda reducida a la nada en este integral que permite abordar una lectura total sin tantas esperas, y además con el añadido de una buena selección de textos sobre el enfoque que adoptan los autores, las introducciones originales, diversos diseños de personajes y entornos, y unas escalofriantes portadas con el rostro en primer plano de los protagonistas. Queda por tanto un volumen excepcional, que nos acerca a uno de los estandartes más representativos del género de espada y brujería. Nos acerca a Melniboné, una tierra terrible donde quizá lo mejor que te pueda pasar es que te arrebate la vida de forma rápida y piadosa la más negra y tormentosa de todas las espadas.