El camino del héroe, los mundos por salvar y reconstruir, los mitos y leyendas, o las profecías son algunos de los elementos más comunes a la hora de la creación de las más famosas historias contadas. Desde una aventura espacial con luchas de espadas laser, hasta la tierra media y una guerra por el control de un anillo, todas estas historias parten de los mismos conceptos e ideas, pero todas han sabido sumarle algo más que las diferenciara del resto. Kenny Ruiz nos ofrece su propia interpretación del camino del héroe en El Cazador de Rayos.
Nos situaremos en un futuro indeterminado, en el que la lluvia y la tormenta predominan sobre toda la humanidad. Hace años que no hay rastro del sol, y los resquicios de la población se desenvolverán en un mundo ya hostil, donde una antigua profecía dicta la llegada de un Cazador de Rayos, un joven con la marca del sol en su ojo izquierdo, que domará a la tormenta y terminará con la oscuridad. Es entonces donde conoceremos a Kain, el susodicho joven que portará tal marca y será considerado por muchos el elegido para realizar la hazaña de encender la maquina sagrada.
La aventura se desenvuelve por completo en un apocalipsis, donde los protagonistas tendrán que enfrentarse a varias amenazas en su camino, entre ellas el propio ecosistema en el que viven, pues el clima de esta historia se convierte en un personaje más, prácticamente el antagonista completo de la obra. No obstante, no nos encontramos en una historia donde ese sea el mayor desafío a batir, otros peligros amenazarán la vida y la misión tanto de Kaín, como de los amigos que le acompañan en ella.
Otro de los temas más importantes dentro de la obra, y que más se explotan son los conceptos de la fe y las creencias personales. Kenny Ruiz crea su propia religión para la obra, que desarrolla en base a hacer dudar al protagonista de sus capacidades, y de su condición como elegido. Las señales están ahí, lo que dice la profecía parece ser cierto, pero a lo que Kaín se enfrenta no solo es a resolver la situación, es sin duda alguna a demostrar que él es capaz de resolverlo, y que tiene motivaciones personales para llevarlo a cabo.
Todo esto cimentado sobre la historia y el trasfondo del pasado de su vida, que poco a poco se irá indagando y profundizando en ello.
A nivel dibujo estamos ante uno de los primeros trabajos del autor alicantino, y ya en sus primeros años demuestra el potencial como narrador visual que tiene. El estilo de Kenny Ruiz bebe directamente de una influencia manga, tanto por el estilo de trazo que utiliza, como en la caracterización de personajes a la que recurre. Utiliza un trazo muy fino, con un acabado bastante limpio, consiguiendo un balance perfecto entre la estética de la BD más clásica con un estilo más oriental. En cuanto a color, pese a que la ambientación buscada podría ser limitada, pues casi la totalidad de la obra se desarrolla en ambientes húmedos bajo la lluvia, Kenny Ruiz consigue transmitir toda la carga emocional de los personajes, a través de los diferentes tonos de azules que va utilizando.
La edición que recopila Dolmen editorial, dedicada al 25 aniversario de la obra, no es otro que un motivo más para tener esta obra en cuenta. En primer lugar esta es la primera vez que se pública en castellano la obra en su tamaño original, a diferencia de otras ediciones que tenían un formato reducido. Por otro lado este integral viene cargado de extras, así como una entrevista con el propio Kenny Ruiz y varías galerías de diseños, bocetos e ilustraciones, que son una delicia para admirar el trabajo de este autor en un gran formato.
El cazador de rayos es toda una aventura cargada de acción y de superación personal, que deja con ganas de conocer muchas más historias que podrían desarrollarse en este mismo universo. Kenny Ruiz ha sabido darle un toque de frescura a conceptos que se han explotado en numerosas ocasiones. Una historia épica y emotiva a partes iguales.