Como toda buena pesadilla debe comenzar previa a la Navidad, hoy os hablaremos de los Drácula y Frankenstein de Moztros, y no, no es que nos hayamos confundido en la ortografía, es que esta joven editorial nos ha traído las adaptaciones de Roberto Recchioni enmarcadas en su sello Maestros del Horror. Se trata de un sello creado por el propio Recchioni en 2015 para Italia, en el que se presentaron diferentes adaptaciones de clásicos de la literatura del terror, tales como El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, Las Montañas de La Locura, o los dos que hoy nos ocupan.
La idea consiste principalmente en trasladar de la forma más fidedigna posible la prosa a las viñetas, con diferentes equipos creativos. Así, este resurgir del mito de El Vampiro viene acompañado de los guiones de Michele Monteleone, con un impresionante apartado gráfico de Fabrizio Des Dorides, mientras que el Prometeo Moderno viene de la mano del guionista Giulio Antonio Gualtieri y de otro espectacular artista como lo es Francesco De Stena.
Empecemos por Drácula, ya que fue el que dio el pistoletazo de salida a este sello. Basado en el clásico de la literatura de 1897, la historia, tal como sucede en la obra original, está narrada de forma epistolar, con fragmentos de las cartas, notas y diarios que los personajes van escribiendo a lo largo de la historia. Veremos pues a Jonathan Harker, un joven abogado que es llamado al castillo de El Conde Drácula, un excéntrico rico que quiere adquirir propiedades en Londres. A partir de aquí su vida, y su entorno se volverán un auténtico infierno, pues el Conde no tiene previsto dejar marchar a Harker fácilmente, lo que dejará además vulnerable a Mina, su prometida que le espera en Londres.
Y es que es en el epicentro de la ciudad, donde El Vampiro comenzará a sembrar el terror nada más desembarcar del famoso barco Deméter. Y por supuesto, no faltarán el resto del elenco protagonista, tales como Lucy, el profesor Van Helsing, Renfield o las novias de Drácula, entre otros.
En base al argumento original, la labor de Monteleone con los guiones consiste sobre todo en conseguir una síntesis perfecta, pasando por los puntos más importantes y destacados de la novela y jugando con la ambientación y la atmósfera. Un punto que siempre ha lastrado a los cómics de terror, y que aquí la combinación de guionista y dibujante han sabido suplir a la perfección.
Sobre todo llama la atención el tratamiento de Drácula, distanciándose de otros trabajos similares, y representando fielmente el espíritu inicial de Bram Stoker. Se trata de un personaje que aparecerá de manera anecdótica, pero cuya presencia estará flotando en el ambiente en todo momento. La representación, más que antagónica, es tratada como un mal, una enfermedad que se extiende a lo largo de toda la ciudad, un virus imparable, que arrastra consigo toda la fuerza de la naturaleza y que pretende exterminar a todo ser viviente.
Tal como apunta Recchioni en el prólogo que acompaña la edición, es precisamente este tratamiento lo que eleva al antagonista al status que tiene en la cultura. Se trata de un villano que representa el mal. Falto de motivación alguna, su interés es extenderse como una plaga y arrasar todo lo que encuentre, pasando por encima de los protagonistas sin piedad alguna.
En cuanto al apartado gráfico, Fabrizio Des Dorides tiene un estilo de composición que se asemeja más al mercado Americano que al Europeo, pero con un toque al estilo Italiano y BD, que ya sabemos que siempre es sinónimo de buena calidad. Utiliza un trazo bastante grueso, y va jugando con las tintas para crear sombras o texturas. Con un acabado en glorioso blanco y negro, y con recursos interesantes en la contraposición de sus acabados; principalmente, los personajes apenas tienen detalle en sus rostros, e incluso llegan a ser siluetas, pero cuando necesita reforzar la intensidad de la escena, nos encontramos con primeros planos detallados al milímetro. Esto sucede también con los fondos y escenarios, los elimina para remarcar acciones o destacar personajes, y por el contrario, minimiza a los personajes, para ilustrar grandes escenas descriptivas de los ambientes y lugares que visitan.
No obstante, la labor más destacable del artista es la ambientación conseguida, tanto por un excepcional trabajo de luces y sombras, como por su habilidad para manejar los silencios en la escena y crear tensión.
En cuanto al Frankenstein de Mary Shelley, si bien es cierto que mantiene un carácter muy similar al Drácula en su valor como adaptación, juega con otros elementos para ofrecernos un producto bastante diferente.
La historia comienza casi al final de la misma, donde Víctor Frankenstein es encontrado por los navegantes de una expedición marítima y le narrará al capitán el terror en el que se ha vuelto su vida. A través de su relato, a modo de flashback, asistiremos a los primeros años de su vida, sus amistades y romances, su vida familiar y sus estudios, para culminar en la creación de la famosa criatura, que también se ha convertido en todo un ícono del género. Es aquí cuando la narración sigue al monstruo, no para mostrarnos las atrocidades que comete en su libre albedrío, sino su búsqueda del aprendizaje y de intentar comprender qué es.
Este pobre desgraciado, compuesto por restos de otros humanos, nos ofrecerá una perspectiva diferente de un monstruo, pues él solo intenta ser aceptado por una sociedad que teme lo que no comprende. Sin embargo, a diferencia de Drácula (por compararlo con una criatura asociada al género), la ira ante el desprecio que sufre lo empujan a una sed de venganza y justicia, en búsqueda de saldar cuentas con su creador.
He aquí el punto más interesante de Frankenstein, y es que si nos paramos a reflexionarlo, ¿Quién de los dos personajes ha torturado más al otro? Ninguno es malo por naturaleza, pero podríamos señalar a los dos como monstruos.
En esta adaptación, Roberto Recchione evita una atmósfera de terror, y la historia plantea cuestiones más filosóficas y humanistas. Si bien Frankenstein se considera uno de los pilares del género, la manera en que Recchione lo aborda es alejándose de un carácter más oscuro y agónico, a favor de un mayor desarrollo de los personajes y motivaciones, además de los temas citados anteriormente.
El dibujo de Francesco De Setena se adecua al guion, y es que nos encontramos ante un trabajo mucho más directo; dejamos de sugerir para enseñar. Todas las viñetas y personajes están extremadamente detallados. Tendremos escenas más viscerales y grotescas, donde sobre todo prima una narrativa visual impecable, que, al igual que pasaba con Drácula, recuerda más al estilo de narración estadounidense. Y, por supuesto, con un acabado en el glorioso blanco y negro con el que, además de homenajear a las películas clásicas de monstruos, permite una mayor apreciación de los acabados.
Y, por supuesto, uno de los puntos más destacables del apartado gráfico es el espectacular y renovador diseño que Francesco aporta a la criatura. Abandonaremos la típica representación de la Hammer y obtenemos un acabado que recuerda más a un ser humano a medio hacer.
Respecto a las ediciones, Moztros nos trae estos tomos en un formato a gran tamaño, para el cual han recurrido al artista Fernando Dagnino para una nueva ilustración doble para sus portadas, haciendo juego al juntarlas. Además, ambas vienen con extras en forma de bocetos y diseños, además de textos de sus autores.
Ambos trabajos, aunque puedan dar la impresión de ser breves o demasiado sintetizados, logran transmitir de manera efectiva todos los puntos más importantes de las obras originales. Se ha captado y representado fielmente las ideas originales de Stoker y Shelley, y no necesitan extenderse más. Su valor radica en la síntesis y precisión con la que los autores los han ejecutado.
Con todo ello, estos Maestros del Horror de Moztros se convierten en un complemento perfecto para todos los amantes del material original. Unas lecturas que respetan los mitos y rinden homenajes a las mejores esencias de El Vampiro y el Moderno Prometeo, con un apartado gráfico sobresaliente y las ambientaciones perfectas para recrear el Terror Gótico.
Muy buena reseña!