Año 2016, la adaptación cinematográfica del Hechicero Supremo de Marvel llamaba a la puerta y la editorial se preparaba para relanzar al personaje en las páginas de los tebeos. Ya a principios de ese mismo año veía la luz una nueva serie regular de Stephen Strange, guionizada por Jason Aaron y dibujada por Chris Bachalo, que nos ofrecía un punto de vista más moderno del personaje, a la vez que exploraban conceptos nuevos relacionados con la magia del Universo Marvel.
En los primeros arcos de esa serie, Stephen tenía que enfrentarse a la amenaza del Empirikul, unos series Inter dimensionales que pretendían extinguir la magia de todo el universo en favor de la ciencia. Hecho que supondría un vacío de energía mística tanto para la realidad del universo 616, como para las reservas mágicas del Doctor Extraño.
Tras estos acontecimientos arrancaría una nueva serie secundaria conocida como Doctor Extraño y Los Hechiceros Supremos. Con Robbie Tompson y Javier Rodríguez como el equipo creativo, esta maxi serie de doce números nos sacaría de la marvel convencional y llevaría al Doctor Extraño a nuevos territorios desconocidos. Como si de un ejercicio estilo Ocean´s eleven se tratara, esta serie reclutaría a diferentes hechiceros supremos de diferentes líneas temporales para resolver una amenaza que pone en riesgo la magia del universo.
La historia nos lleva directamente al tiempo de Camelot, donde Merlín se ha visto obligado a encerrar un poder oscuro conocido como El Olvidado y cuyas fuerzas escapan a los poderes de este. Por lo que el mago se verá forzado a reclutar a los mejores Hechiceros Supremos de todos los tiempos para que le ayuden con esta amenaza.
Una historia donde, sin lugar a dudas, el reparto de personajes es uno de los puntos más llamativos. Tendremos a una versión joven e inexperta de El Anciano, al propio Isaac Newton, sacado de las páginas de SHIELD de Jonathan Hickman, a Wiccan como el hechicero supremo del futuro, y a dos personajes nuevos que se saca de la manga Thompson para esta historia. Por un lado tenemos a Nina, una hechicera brasileña armada con espadas y pistolas y por otro esta Kushala, una maga de origen indio que porta el espíritu de la venganza.
Sin duda alguna una elección de personajes curiosa, a la par que muy interesante, sobre todo si nos centramos en la versión joven de El Anciano, puesto que el resto de hechiceros sentirán la necesidad de protegerlo en todo momento de cara a que termine siendo quien es.
Los recursos narrativos del guion que utiliza Thompson son sencillos a la par que efectivos, la historia opta por un tono aventurero edulcorado con pequeños toques de humor sin que lleguen a sobrecargarlo. Por otro lado dentro de la historia, el guionista también recurre a menudo a giros de guion que van desarrollando tanto la historia como los personajes, y lo que en un principio podía ser una simple misión, termina siendo un verdadero calvario para alguno de los protagonistas.
De cara al desarrollo de los personajes, y teniendo en cuenta las motivaciones de cada uno, es muy llamativo el recurso que utiliza para presentarlos y dejarnos claro que intereses personales les llevan a aceptar la misión que les encomienda Merlín. Son personajes altruistas, por supuesto, pero detrás de esta aventura cada cual esconde también un objetivo para si mismo que les ha prometido el propio mago de Camelot.
Aún siendo una historia bien trabajada y elaborada es imposible no destacar por encima de esta el trabajo de Javier Rodríguez a los lápices, quien no solo se adapta de forma elástica a lo que le pide la obra, si no que además recurre a un gran despliegue de imaginación compositiva y de recursos narrativos y termina siendo el principal atractivo para acercarse a este trabajo.
El artista Asturiano borda la narrativa y su acabado casa perfecto con el tono que requiere la obra. Pero donde da el do de pecho es en los ejercicios más elaborados de composición. Ya no solo en grandes splash page que ilustran de manera psicodélica los mundos del Doctor Extraño, honrando al maestro Steve Dikto, si no que también propone ejercicios y juegos de páginas que solo un artista como él sería capaz de elaborar.
Algunos ejemplos de ello son el número #6, donde la historia pasa a ser un juego del estilo Crea tu propia aventura, y para seguirla habrá que ir hacia delante y hacía atrás en varias ocasiones para concluirlo. Y a destacar también el número #9 donde los personajes rompen la metaficción y atraviesan las páginas de un libro, una vez más con composiciones trabajadas y cuidadas al detalle.
Junto a Javier Rodríguez, le acompaña su habitual colaborador Álvaro Martín a las tintas, y en cuanto al color tenemos como principal colorista a la gran Jordie Bellaire. Su trabajo se amolda tanto a Javier como a la obra, con paletas de colores muy vivas y llamativas, rematando el trabajo de los lápices y consiguiendo un acabado visual que es imposible no entre por los ojos nada más verlo.
En cuanto a la edición, que en España ha recopilado recientemente Panini Cómics con motivo de la secuela cinematográfica del Hechicero Supremo, esta obra que en su primera publicación española se publicase en un 100% Marvel de tapa blanda, recibe ahora un Ómnibus HC a gran tamaño y acompañado de varios extras que viene ideal para disfrutar del acabado artístico.
Siendo una colección secundaria y casi un complemento de la cabecera principal de Doctor Extraño, Los Hechiceros Supremos resulta ser un trabajo muy refrescante y llamativo del personaje. Una obra donde se puede apreciar el amor y mimo que los artistas han puesto en ella y que se convierte en una de los mejores trabajos modernos que se han hecho con el Hechicero Supremo.