Cuando Brad Meltzer comenzó a escribir esta historia, no lo hizo con un esquema de argumento básico de cómic. En este cómic hay superhéroes, por supuesto, pero apostaría a que únicamente están ahí para hacer algo más visual el argumento que Meltzer tenía en la cabeza. Pocas veces si sacaras una historia de cómic heroico de las capas y calzoncillos por fuera, conseguirías un buen producto. Pero en este caso los colores chillones y las bermudas estrafalarias solo son un medio, no un contenido. Si esta historia fuera ambientada en una ciudad noruega de policías de extra-radio, no perdería ni un ápice de fuerza.
Y estas solo son algunas de las razones por las que cuando cierres la ultima pagina de Crisis de Identidad (por que lo harás), tendrás un nudo en el estomago y una sonrisa clavada de mala gana en tu rostro (por que te la clavaras). Aquí es donde veremos el lado humano de los protagonistas de tantas historias que han recorrido nuestros ojos y nuestros dedos. Tal vez gracias a la Astro City de Busiek descubriéramos la rutina del hombre de la capa, pero Meltzer nos descubre su corazón.
Muchos no entienden el por qué de la palabra ‘’Crisis’’ en el título, y es que posiblemente no haya palabra con más valor dentro de la editorial DC. Pero donde Crisis en tierras infinitas revolucionó los mundos que rodean a los personajes, Crisis de identidad revoluciona el estomago de esos personajes, y el nuestro. Con una crudeza que se aleja de bravuconerías o macarradas de artistas como Ennis o Millar, que reducen importancia a lo que muestran introduciéndolo en un ambiente donde todo suena un poco a chiste o exageración. Esta crudeza es pura y difamatoria, es una crudeza que baja el estomago hasta nuestros testículos. Este tipo de crudeza es aquella que requiere mucho valor.
Aunque se recomienda haber leído antes Batman/Superman, Outsiders o Jóvenes Titanes, no encontrareis nada realmente importante para entender lo que sucede, para nada. Tal vez, y únicamente como curiosidad, salió un tomo que recogía cierta obra (material antiguo) que tal vez si tenga un valor simbólico para comprender cierto aspecto que se narra. Pero nada importante, se puede disfrutar sin haber leído nada de lo anterior o posterior. Únicamente siendo conscientes de que algunos personajes han muerto durante las ultimas décadas, y es algo que remarcaran y te lo hará saber el propio cómic.
El dibujo de Rag Morales no es perfecto, pero sirve para mostrar la crudeza que se muestra en algo tan sencillo como lagrimas cayendo como gotas de agua sobre un test de embarazo de resultado positivo. Desde luego este es un cómic que no busca deslumbrar con escenas acrobáticas o posturas imposibles. Aquí el lector debe sentir el dolor de sus protagonistas, y desde luego eso Morales lo consigue con creces. Situaciones que no vas a olvidar fácilmente, como un Hombre elástico capaz de mantener su forma básica, y se derrumba de múltiples formas y significados de la palabra.
Tal vez las tintas de Micheal Bair ayudan, y mucho, a que el dibujo tenga esa fuerza especial. Las tonalidades ocre y marrón oscuro siempre se mantienen presentes, dando a todo un aspecto tan depresivo como acorde. Pero aun con todo esto, esta no es una historia visual. No como solemos imaginarnos un aspecto visual, tal y como estamos acostumbrados. Aquí el dibujo ayuda a alzar el vuelo a una historia que ya de por si siempre se mantiene sobre las nubes de la excelencia.
La única escena de lucha como tal, es efectiva y sobretodo muy inteligente. Mostrándonos un Deathstroke con una imagen muy alejada de la actual de New 52, como el mejor estratega del mundo. Donde de manera eficaz y creíble un solo hombre puede hacer frente a gran parte de los integrantes del grupo de hombres y mujeres más capaces del mundo. Y es que la perspicacia de como Meltzer te narra cada golpe y su razonamiento, supera cualquier combate de gritos y puñetazos que nos encontramos en la mayoría de las grapas de las actuales estanterías. Demostrando que esta historia no es únicamente una sobresaliente historia de personajes, si no también un perfecto cumplidor del género en el que reposa.
El argumento centra mucha de su atención en esos personajes olvidados que no saltan más allá de la pequeña historieta, y que nunca imaginamos salvando el mundo o derribándolo, por si mismos. Nos narra su rutina y propia consciencia de lo ridículo de su imagen, convirtiéndolo todo en un gran patio de recreo donde los chicos populares siempre se llevan a la chica de pelo brillante y son los primeros en ser elegidos cuando toca hacer los equipos. Los disfraces y nombres casposos buscan reinventarse a si mismos, intentando brillar de nuevo y recuperar algo de aquellos tiempos anteriores. Unos lo consiguen, y otros entran en una fase de autocompadecencia que les hace cometer errores fatales. Como a cualquier persona de calle.
Ver hablar a Ralph Dibny sobre como Sue se fijó en el y no en los otros grandes nombres, con grandes músculos y logotipos en sus pechos, es maravilloso. Y ver como Bumerán ruega por un empleo, mientras mira tímidamente a un hijo que no le conoce, te acerca más a la historia intima de personajes que quizás nunca han tenido grandes estancias en las conversaciones de tienda de cómics. Esta es una historia a esos personajes olvidados. Y nos muestra sus lados más humanos, al igual que crueldades que dejarían a Joker como un matón de primaria.
Como Green Arrow:
‘’Cuando un hombre puede escuchar el aleteo de un pájaro a 1000 km, un hombre escucha lo que quiere oír. Y cuando un hombre es el mejor detective del mundo, un hombre sabe lo que quiere saber. Por que cuando se acaba la lucha, los grandes hombres se lanzan a otra aventura. Pero alguien tiene que quedarse para limpiar.’’
Y este cómic nos habla de esa otra Justice League dentro de la propia Justice League. Aquellos hombres y mujeres que se someten a las decisiones que marcan un antes y un después en sus fuertes principios. Donde las escalas de grises abultan tanto que el blanco o el negro hace mucho que quedaron olvidados.
Aquí se juega también con muchos de los estereotipos de los protagonistas del pijama, como Superman hablando de nudos de Boy Scout o el humor (o falta de humor) de Bruce Wayne. Pero alejándose de cualquier aspecto de mofa en ello. Si no usándolos para remarcar que los grandes hombres pueden permitirse los blancos o negros. Pero cuando solo eres un hombre ante una decisión que puede poner una bala en la cabeza de tu hijo, otra gama de colores sale a relucir. También rompe otros muchos estereotipos.
Los villanos también pueden reunirse de forma grandilocuente o con un par de cervezas por barba. Y el dolor y el miedo ante la muerte de un padre afectan igual al héroe que salva, como al villano que mata.
Nos gustaría seguir hablando de esta maravillosa creación del noveno arte, pero únicamente son cinco grapas y me temo que acabaría hablando más de la cuenta y estropeando sorpresas. Así que solo nos queda deciros que si buscáis algo distinto, este es vuestro cómic. Un tratamiento perfecto del alma del villano y la crudeza de la muerte.
Y es que debajo de cada pijama, hay un hombre.
ECC Ediciones lo ha traído recientemente en un tomo especial integral con suficiente material extra que hará que disfrutemos aun más este cómic. En él, se incluyen portadas, bocetos, artículos incluso los guiones originales aunque en tamaño reducido.
Título: Crisis de Indentidad
Guión : Brad Meltzer
Dibujo: Rags Morales
Editorial: ECC Ediciones
Formato: Cartoné
Páginas: 288 páginas. A color
Precio: 28.50 €
Fecha de publicación: Diciembre 2015
Me encanta este cómic. Totalmente recomendable…cuando DC molaba, jejeje. Los personajes secundarios lo bordan. La historia te hace sentir y empatizar con cada uno de ellos (malotes inclusive).