Aprovechando la edición integral de Chew que desde Planeta se han animado a traer a nuestras estanterías, es una buena ocasión para reseñar este arranque de una de las series independientes más sorprendentes y particulares de las publicadas por la editorial Image.
La premisa de este título es muy fácil de comprender: nos encontramos en un mundo que ha padecido una terrible y mortífera pandemia provocada por la gripe aviar, de modo que los EEUU han prohibido toda comercialización de pollo y de sus derivados. En este contexto, el cibopáta agente especial Tony Chu es reclutado para resolver crímenes en base a su talento de extraer información de todo aquello que come. Si come una fruta, puede experimentar el proceso de crecimiento y recogida de la misma, pero si le da por tomarse una hamburguesa, la sensación le sacudirá de golpe al experimentar la violencia de la muerte del animal. Por eso es tan aficionado a la remolacha, porque es el único producto neutral, que no le arrastra a un torbellino emocional potencialmente desagradable. Como os podréis imaginas, si por un casual le pegase un bocado a un cadáver podría conocer las causas de la muerte, y le basta con paladear una gota de sangre del asesino par averiguar su identidad. Este extraño poder será la fuente de una sucesión de situaciones incómodas y desagradables para el pobre Chu, quien se verá obligado a probar cosas terribles con tal de obtener respuestas.
El guionista John Layman afronta esta premisa con toque distópicos dándole un protagonismo ineludible al sentido del humor, algo muy inteligente para suavizar la objetiva dureza de los momentos más asquerosos y de la naturaleza criminal de los casos que deben afrontar los agentes de la organización FDA, ocupada de los delitos relativos al tráfico de pollo. Por supuesto ese humor queda remarcado por la notable capacidad del dibujante Rob Guillory para dotar de un aura cómica a todas esas situaciones, y en general por darle a la serie una identidad gráfica muy clara basada en el desenfado. La química palpable entre estos dos autores es la clave del éxito de una colección que engancha gracias a un magnetismo propio de equipos creativos muy rodados, así que tiene todavía más mérito un resultado tan inmediatamente brillante, contando con que guionista y dibujante no se conocían antes de Chew. Es verdad que Layman tuvo que darle diversas indicaciones a Guillory para que modificase su enfoque inicial, mucho más serio y tradicional, en favor del estilo extravagante y cartoon que ha terminado por dominar todas las entregas. Además, logran introducir continuamente nuevos personajes y que nos interesemos por ellos, sin dejar de lado a los ya existentes, porque aunque Chu es el protagonista indiscutible, cada dos por tres vemos como comparte escenario con sujetos de lo más variopintos e interesantes.
La edición original transcurrió desde 2009 hasta 2016, con el aliciente de tener el mismo equipo creativo el frente de todos los episodios, algo cada vez más difícil de ver y menos en colecciones extensas como esta, que cuenta con 60 entregas más algunos añadidos fuera de la serie troncal.
Otra virtud para mantener la atención de los lectores es la dosificación de sorpresas y revelaciones, destacando un uso impecable de los cliffhanger al final de cada arco argumental. Por todas estas razones, nos encontramos ante una de las mejores series que han salido de Image en los últimos 20 años, y es mucho decir sabiendo la de imponentes compañeras de catálogo que tiene.
Layman le comentaba esto a Bleeding Cool sobre cómo afrontó la publicación de la colección:
Elegí publicar Chew en Image simplemente porque ellos dijeron que sí. Antes de ellos, algunos otros editores me habían dicho que no y en realidad fui a Image en busca de un dibujante, no con la idea de presentarles el proyecto para que lo publicasen, pero resulta que obtuve su aprobación, hice que dijeran: Oh, lo publicaremos. Encuentra un dibujante. Nos gusta el concepto. Así que obtuve su visto bueno antes de que hubiésemos dado forma a la serie.
Cuando te aventures a sacar una serie de creación propia, no lo hagas por el dinero, porque vas a estar mucho tiempo sin ganar dinero o sin ganar mucho, y si crees que te vas a hacer rico, te van a romper el corazón. Tienes que hacerlo por amor y tienes que hacerlo sin expectativas de nada y simplemente ponerte a ello y tratar de hacer el mejor cómic que puedas. Métete a hacer cómic sólo si te ves capaz de hacerlo por amor.
Este primer integral, de los 3 que compondrán la serie entera, contiene los 20 primeros números y una buena selección de portadas variantes, bocetos e incluso guiones originales. Esta nueva edición viene a sustituir a las 12 rústicas con las que Planeta había ido sacando la serie, y podemos afirmar sin ninguna duda que es una edición definitiva con todas las letras por su gran tamaño, su concentración de extras y un buen reparto de números individuales como para que no tengamos en las manos un tomo excesivamente incómodo por su voluminosidad.
En Octubre aparecerá el segundo integral, y el tercero es de esperar que aparezca a principios del año que viene. Además, Planeta ha confirmado que el año próximo también publicarán el spinf-off que ya lleva unas cuentas entregas en los EEUU, se trata de Chu, un derivado de la serie madre que al contar con los mismos autores, seguro que resulta igual de atractivo y divertido.