Una de las noticias que han sacudido el panorama del cómic este verano ha sido la fichaje por parte de Substack de grandes autores como Jonathan Hickman, James Tynion IV o Chip Zdarsky.
Substack es una plataforma destinada a ofrecer cómics digitales y material extra relacionado con su creación, a cambio de una suscripción mensual, en un modelo que se asemeja al de servicios como Netflix o Amazon Prime. Las grandes sumas de dinero y la libertad creativa que los inversores tras Substack parecen haberle puesto sobre la mesa a estos autores, han sido decisivas para que varios de ellos hayan confirmado que dejan total o parcialmente de lado las grandes editoriales para enfocarse en este nuevo medio.
Es el caso de Tynion IV, quien finaliza abruptamente su etapa en Batman y corta su relación DC, o el de Jonathan Hickman, quien a pesar de que seguirá ligado a Marvel, va a dar carpetazo a su etapa mutante antes de lo previsto. Hickman contribuirá a crear un nuevo universo en Substack, algo con lo que tiene bastante experiencia, bajo el nombre de Three Worlds Three Moons. Pero si incluso Scott Snyder participará en Substack mediante clases de escritura virtuales a las que podrán asistir los suscriptores.
Uno de los últimos fichajes es el omnipresente Jeff Lemire, quien ya ha confirmado que su primer lanzamiento en este servicio será Fishflies, un título muy similar en tono a Essex County en el que ejercerá como autor completo y que publicará del tirón a modo de novela gráfica. También comenta que se llevará Black Hammer a la plataforma de moda, un movimiento de lo más llamativo.
La intención inicial es que el material de Substack sea como hemos dicho digital, pero algunos de los creativos implicados ya avisan de que más adelante llegarán ediciones impresas de sus trabajos, aunque sea mediante alianzas con editoriales independientes afianzadas como Image. Va a ser interesante observar el impacto que pueda tener en la industria Substack si su modelo de subscripción digital acaba resultando exitoso, porque puede suponer un cambio en la forma de producir y consumir unos cómics que necesitan seguir reinventándose para competir contra otras formas de entretenimiento tan demandadas como los videojuegos o las series de televisión.