Con permiso de la aventura que enfrentará a la plana mayor de los Vengadores contra Thanos, la película más anhelada por todos los seguidores del universo cinematográfico marvelita era (es) Spider-Man: Homecoming, la primera con Peter Parker formando parte del cosmos Marvel/Disney.
Porque si hay un personaje al que sienta bien el espíritu aventurero y desenfadado de la compañía es al joven Spider-Man. El hijo pródigo «vuelve» a casa con una película que ha sabido mantener aquellos elementos que funcionaban tan bien en las dos sagas anteriores (las de Sam Raimi y Marc Webb) al tiempo que ha pulido esos aspectos que no terminaban de funcionar.
John Watts no pierde el tiempo con orígenes o lloriqueos por el tío Ben de turno y compone una película que se posiciona como piedra angular no solo del «universo expandido» arácnido, sino del futuro a medio plazo de los Vengadores.